Hace varios años, tantos como hace que finalicé mi proyecto fin de carrera, que Vasile y yo nos conocemos.
Ese último curso nos encontramos por casualidad. Yo le pedí que ilustrara el tríptico que apoyaba mi tesis y él me dio un resultado fantástico que seguro tuvo mucho que ver en mi notable. No nos vimos, fue todo, como digo, casual, él me envio su obra y yo le envié mi gratitud. Una gratitud que nunca será lo suficientemente grande.
Lo perdí de vista un tiempo, ya se sabe, éso que tiene algunas amistades: los dejas de ver como si nunca hubiesen existido pero los encuentras de nuevo y parece que nunca se hubiesen marchado.
Y ahí fue como un día, por fin, quedamos para vernos en Cuenca. Yo estaba emocionada. No podía creer que iba a verle, su pintura verdadera, tal y como él la había pintado... Fue místico. Nunca podré olvidarlo. Sentía las lágrimas brotar de mis ojos. Era nuestro primer encuentro y sabía que no iba a ser el último.
Sí, sería complicado, los dos lo sabíamos, pero también sabíamos que lo necesitaba en mi vida y que de algún modo tendríamos que volver a vernos, como fuera. Hicimos planes. Yo podría viajar a algún Museo de arte Abstracto... No podía ser tan difícil.
Aquella tarde fue perfecta. Mis ojos le recorrieron una y un millón de veces, sin descanso. Me dolía aguantar la mirada sin parpadear pero no podía perderme ni un segundo de aquel momento mágico.
En Diciembre, el 4 celebro su cumpleaños y el 13 lloro su muerte. Su muerte en lo terrenal, porque Vasile es eterno como todos los genios, eterno e inmortal y sigue en el mundo y sigue en mí. Para siempre.
"Toda creación de arte es gestada por su tiempo y, muchas veces, gesta nuestras propias sensaciones. De esta manera, toda etapa de la cultura produce un arte específico que no puede ser repetido. Pretender resucitar premisas artísticas del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras de arte que son como un niño muerto antes de ver la luz (...) El elemento objetivo dará lugar a que la obra de hoy diga en el futuro ‘yo soy’ en vez de ‘yo fui’."
Vasile Kandinsky
