LA LOQUITA INACABADA
Te dejé que estuvieras pegado a mi tobillo
con mi corona de reina sobre tu pecho
y dispuse lo esencial de cada Lunes,
el periodico del día, el zumo recien exprimido...
En el balcón lleno de hortensias
debajo de las cortinas
enredando calcetines y bebiendo orujo a media tarde,
olvide las ajugas de punto y mi inacabable bufanda
de rayas verdes y negras.
Te deje cien años para que los repartieras,
algunos me besaste, decenas de caricias
dejaste en mis piernas
y al final de cada verano, de todos ellos,
me confundias con tus cuentos de hadas y princesas.
Me queria caer del cielo para no desesperarte
y sellarte la boca para siempre con, por ejemplo, este verso.
La loquita inacabada... de perfectas inspiraciones
seguirá en tí, seguro, cuando se vaya.